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domingo, 10 de abril de 2016

EJÉRCITO DE AGUA.

Agua que arrastras el fango, y la hiedra,
que te levantas, aterida, desde el filo del mar,
que muerdes el barniz de la brisa dorada,
el agua, que corrompida, late moribunda,
ante el  viejo que lanza sus red de recuerdo,
sobre la orilla vacía de agua levantada.

No comprendo nada más allá de la humedad
de los campos erguidos celestes y blancos.

Ven, corre, por mis venas, álzate sobre mí,
siembra mi cabeza de conchas de cristal,
vuela hasta mi frente derramándote. ,
no tengas temor de mi miedo y sonríe,
entra solemne por mis mejillas secas.
que tu risa empape mi carne de hiel.

No deseo nada más que ver tu rizada
superficie asomada al borde de mi mirada.

Asómate a mis ojos de negro desdén
y puebla de sal y dulce aroma a estío,
los perfiles de mi rostro deseosos de ti,
vuelcate en mi cuerpo como ola sin freno,
haz de mí tu prisionera complacida,
ahógame en ti y arroja mi ropa a la tierra.

No pretendo nada más que hallarme plena,
bajo tu enturbiada lámina de mar doliente.